Sant Antoni de Portmany es uno de los lugares más conocidos por los turistas europeos, por la espléndida belleza de su Bahía y sus espectaculares puestas de sol en la costa de ses Variades. La llegada de turistas cada verano ha transformado la vida de este pueblo, que hace medio siglo estaba por completo dedicado al campo, al mar y a las tradiciones más ancestrales de la isla. Hoy en día, Sant Antoni tiene una importante oferta de hoteles, hostales y apartamentos y además ofrece todo tipo de servicios para los turistas.
Junto al Paseo Marítimo se encuentra el Passeig de ses Fonts que constituye el centro neurálgico de Sant Antoni, donde se ubica la sede del Ayuntamiento, la oficina de Turismo, múltiples terrazas, tiendas y donde se celebran conciertos al aire libre. En esta misma zona está situada la parada de taxis y la estación de autobuses, que comunica Sant Antoni con las distintas localidades de la isla. Desde el Passeig de ses Fonts se accede a las calles interiores del pueblo, donde existen numerosos bares, restaurantes y todo tipo de comercios, entre los que pueden encontrar moda ibicenca y otros productos específicos de la isla como telas bordadas a mano, trabajos en piel, cerámica, bisuteria y una oferta gastronómica que incluye productos de repostería, quesos, sobrasadas, licores o vinos, entre otros.
Fuera del centro urbano de Sant Antoni, se encuentra la cueva de ses Fontanelles, que alberga una colección de pinturas rupestres. Situada en una zona escarpada entre sa Forada y el Cap Nono, esta cueva, a la que se accede desde Cala Salada, también recibe el nombre de sa Cova des Vi (cueva del vino), ya que sirvió de bodega. Sus paredes refrescantes ayudaban al vino a soportar mejor el calor, sin avinagrarse. Los dibujos fueron realizados en la edad de Bronce (1.000 años a. C.), según un arqueólogo francés, el abate Henri Breuil, que las descubrió en 1.917. En la pared de poniente de la cueva se pueden apreciar dibujos de barcos. A esta excursión cabe añadir el atractivo de la belleza del paraje de acantilados, que se mantiene a lo largo de todo el municipio, siguiendo la costa hacia el Norte.
Otro punto de interés es la Capilla de Santa Agnès. Desde la calle Obispo Torres, continuando por la de Ramón y Cajal, hasta el camino de cas Ramons, en las afueras de la ciudad (1,5 km de distancia), se llega a una colina, en cuyo interior se encuentra la capilla subterránea de Santa Agnès. Según la leyenda popular, un barco estuvo a punto de naufragar con todos sus pasajeros. Uno de ellos, que portaba la imagen de la virgen de Santa Inés, prometió que si salvaban la vida le dedicaría una capilla. Y, efectivamente, así fue. La capilla fue descubierta en 1907 y cada 24 de agosto se celebra la fiesta de Santa Inés en recuerdo de aquel mismo día del año 1300, en que se obró el milagro y los marineros llegaron a Sant Antoni sanos y salvos. Ha sido centro de culto en diversas épocas, ya que en su interior se han encontrado objetos que se atribuyen a la dominación púnica, romana y musulmana.
A dos kilómetros del centro de Sant Antoni, muy cerca de Cala Gració, junto a la carretera, está el camino hacia el Aquarium de es Cap Blanc, también conocido como sa Cova de ses Llegostes, sa cova des Peix o sa cova des Vell Marí. Con éste último nombre se denomina en ibicenco a las focas monjes, que hasta no hace demasiados años se refugiaban en esta preciosa cueva natural. Durante mucho tiempo éste era un lugar donde se celebraban fiestas populares y, hoy en día, es un acuario natural en el que el visitante puede contemplar la extensa variedad de la fauna marina pitiusa.
Pero aunque la cara más conocida del municipio es la Bahía de Sant Antoni, también foman parte del mismo término municipal los pueblos de Sant Rafel (el único de la isla declarado ‘Zona de Interés Artesanal’), Sant Mateu (conocido por su producción de vino) y Santa Agnès de Corona (con un característico paisaje de almendros y naturaleza en estado puro).
Desde Sant Mateu se puede ir hacia Ses Torres d’en Lluc, un yacimiento arqueológico integrado por dos antiguas torres y una muralla que algunos historiadores aseguran que corresponden a la Edad Media. El recorrido hacia el Este, en dirección a Cala d’Aubarca, lleva hasta una costa acantilada de enorme belleza y difícil acceso que suele dar cobijo a numerosas especies de aves, entre ellas el halcón de Eleonor, que emigra desde Madagascar, y el halcón real. No hay carretera para llegar a Cala d’Aubarca, por lo que los caminos deben ser hechos a pie.
Los amantes del senderismo pueden recorrer desde Sant Antoni distintas rutas que discurren a través de campos cultivados y zonas de pinos, por playas y acantilados, en diversos paisajes que combinan naturaleza y belleza. Los aficionados al deporte también tienen en Sant Antoni un punto de referencia por la posibilidad de practicar desde ciclismo a deportes náuticos, además de ofrecer instalaciones deportivas de diverso tipo.
El municipio cuenta con numerosas playas. Cala Salada, a 5 kilómetros del centro de Sant Antoni, es un conjunto de calas de arena fina en una zona protegida de los vientos y que tiene un ambiente familiar. Cala Gració y Cala Gracioneta, dos preciosas calitas unidas por un pequeño paseo de rocas, están situadas a 2,5 kilómetros del centro de Sant Antoni. Caló des Moro está al noreste del núcleo urbano, a un kilómetro del centro de Sant Antoni, y es una zona muy frecuentada para ver la espectacular puesta de sol. Desde esta zona de Caló des Moro, rodeada de bares y restaurantes enfocados a disfrutar del ocaso, se puede iniciar un largo y agradable paseo costa a costa. La playa de S’arenal bordea el Paseo Marítimo de Sant Antoni y presenta un sistema de playas largas y estrechas, que también se puede conocer en un agradable recorrido a pie. Desde la orilla se puede contemplar toda la bahía de Sant Antoni. Es Pouet, otra playa pequeña de arena, está muy cerca del núcleo de Sant Antoni. Se accede a ella por la carretera que bordea la bahía, en dirección a Port des Torrent.
Para más información: www.santantoni.net