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Eivissa

En el municipio de Eivissa se ubica la capital, con su impresionante recinto amurallado, que fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en 1.999. Esta distinción internacional reconoce el valor histórico, cultural y arquitectónico de la fortaleza costera mejor conservada del Mediterráneo. El recinto amurallado está repleto de callejuelas y monumentos, como el […]

En el municipio de Eivissa se ubica la capital, con su impresionante recinto amurallado, que fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en 1.999. Esta distinción internacional reconoce el valor histórico, cultural y arquitectónico de la fortaleza costera mejor conservada del Mediterráneo. El recinto amurallado está repleto de callejuelas y monumentos, como el Castillo o la Catedral. Un paseo por Dalt Vila permite disfrutar de la impresionante belleza de la Muralla y de las espectaculares vistas de la ciudad y el mar.

En el casco histórico, hoy convertido en un museo al aire libre, se pueden encontrar las huellas de todas las civilizaciones que han pasado por Ibiza, desde los fenicios a los cartaginenes, pasando por los romanos y musulmanes, hasta la conquista catalana en el siglo XIII. La entrada principal al conjunto histórico monumental es el puente levadizo del Portal de Ses Taules, junto al Mercat Vell, aunque hay otros accesos igualmente bellos como el Portal Nou, junto al parque Reina Sofía.

La construcción de la Muralla fue decisión del rey Felipe II, que confirió a Eivissa un papel estratégico en su política de defensa en el Mediterráneo y ordenó levantar la fortaleza para frenar las invasiones y los saqueos constantes de los piratas berberiscos. El ingeniero italiano Giovanni Batista Calvi dirigió el ambicioso proyecto del recinto amurallado. Jacobo Paleazzo Fratín amplió el proyecto inicial y acabó de ejecutarlo. Los trabajos empezaron en 1554 y se cree que duraron 31 años.

Dentro del recinto amurallado se pueden visitar la Catedral, sede del Museo Diocesano; la Iglesia de Santo Domingo, la Capilla de San Ciriaco, la sede del Ayuntamiento, cuyo claustro acoge exposiciones, conciertos y citas culturales de diverso tipo a lo largo del año, y el Museo Arqueológico, que posee un impresionante colección de piezas relacionadas con las culturas que habitaron la isla, desde la Prehistoria hasta la época medieval islámica.

La señalización del recorrido dentro del recinto amurallado permite orientarse y conocer la historia de la ciudadela, en la que también se encuentra un impresionante Castillo, que se va a convertir en Parador de Turismo.

El Museo de Arte Contemporáneo y el Museo Puget también se encuentran en Dalt Vila, así como el Centro de Interpretación Madina Yabisa, que permite profundizar en la historia de la ciudad a través de tecnología audiovisual.

En el casco histórico de Dalt Vila conviven el peso de la historia y el encanto de una ciudad alegre y cosmopolita. La vida fluye en la Plaza de Vila y en la Plaza de Sa Carrosa o en la calle de la Virgen, donde convergen ciudadanos de todo el mundo ávidos de disfrutar de un entorno multicultural y creativo. En el casco histórico existen numerosas tiendas de artesanos, galerías de arte, hoteles y restaurantes.

Éste es el marco en el que los representantes de las instituciones de la isla y los residentes celebran cada año la declaración de Dalt Vila como Patrimonio de la Humanidad. La cita es el segundo fin de semana de mayo, fecha en la que el recinto amurallado se convierte en una gran Feria Medieval, poblada de juglares, artistas, orfebres, músicos o reposteros, que además disfrutan de unas maravillosas vistas sobre el mar y el puerto. El evento, abierto a todo tipo de público, dura tres días y cada año congrega a más de 100.000 personas.

Pero también hay otros lugares de interés fuera del recinto amurallado, como la necrópolis de Puig des Molins, usada como cementerio durante más de 1.000 años y que posee 3.500 hipogeos (tumbas subterráneas), o o los antiguos sistemas de regadío conocidos como ‘Portals de Feixa’, declarados Bien de Interés Cultural por el gobierno de la isla.

Además, la ciudad de Eivissa acoge las principales instituciones de la isla y ofrece numerosos servicios a viajeros y residentes, como hospitales, farmacias, sucursales bancarias o sedes de consulados de países europeos, además de zonas comerciales. El Barrio de La Marina, la Plaza del Parque, el Paseo de Vara de Rey, la Avenida de España, la calle Bartolomé Roselló o la Avenida de Isidoro Macabich son algunos de los centros neurálgicos de la actividad comercial. En la última, además, confluyen las estaciones de autobuses que recorren distintos puntos de la isla, así como las paradas de taxi.

El Barrio de la Marina se ha desarrollado en torno al Puerto, donde tienen su punto de partida y llegada los buques de pasajeros y mercancías procedentes de Dénia, Valencia o Barcelona. El Barrio de La Marina tiene el encanto de dar la bienvenida a la isla a través del mar, pero además es una de las zonas comerciales y de ocio más frecuentada por residentes y turistas. La ciudad cuenta además con un puerto deportivo, en la zona de Marina Botafoc, alrededor del cual también se encuentran numerosos locales de ocio y establecimientos comerciales. En su prolongación, el dique de Botafoc, lugar de atraque de cruceros, ofrece vistas espectaculares de Dalt Vila y es uno de los lugares preferidos por los residentes para dar largos paseos.

Varias playas, como Talamanca o Platja d’en Bossa, salpican su litoral y en ellas pueden practicarse toda clase de deportes náuticos. Además, el municipio tiene otra playa, Ses Figueretes, accesible desde el casco urbano.

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