En Ibiza se pueden avistar desde diferentes rincones de la costa torres de vigilancia que hablan de su cultura e historia. Algunas de estas construcciones se encuentran ubicadas cerca de las playas más conocidas de la isla y forman parte del sistema defensivo de sus costas, impulsado por la Corona Española entre los siglos XVI y XVIII.
A través de su arquitectura podemos retroceder al pasado y conocer de qué manera se establecían los sistemas de comunicación entre los torreros y la población ibicenca cuando era necesario alertarles de cualquier peligro. Así, en el extremo sur de Platja d’en Bossa, una de las playas más visitadas por turistas y residentes, se alza la Torre des Carregador que nació en el siglo XVI para salvaguardar al personal que trabajaba en las salinas, ya que recibía constantes ataques de los piratas. Esta torre es una de las más antiguas y cuenta con techos abovedados y tiene capacidad para 200 personas.
Otra de estas edificaciones, la Torre de ses Portes, situada en el Parque Natural de Ses Salines, entre la playa de Ses Salines y la playa de Es Cavallet, es una de las más altas y también fue construida con el fin de defenderse de los asaltos de los corsarios. Esta torre, ubicada en el punto de la isla de Ibiza más cercano a Formentera, se edificó en el siglo XVII y protegía los estanques de Ses Salines y también el paso de Es Freus entre ambas islas.
Con la misma función defensiva se erigió la Torre d’en Valls en el siglo XVIII, aunque una explosión llevó a su reconstrucción en el año 1982. Se puede acceder a ella en coche o a pie desde Pou des Lleó, una opción que permite disfrutar de las vistas del campo ibicenco. Una vez en la torre, además de admirar su historia arquitectónica, también se pueden contemplar las vistas al islote de Tagomago. Esta edificación también es conocida como Torre de Sant Carles por estar situada en esta parroquia de Ibiza.
Mientras en Sant Joan de Labritja se encuentra la Torre de Portinatx, una construcción defensiva que se erigió en el siglo XVIII, surtida con cañones y otras piezas de artillería con las que defenderse de la presencia de enemigos, además de poder detectarlos. Su sencilla construcción se limita a dos plantas y cuenta con una puerta, situada en el piso superior, a la que se accedía mediante una escalera de cuerda.
Construida a 200 metros sobre el nivel del mar cerca de la playa de Cala d’Hort, se encuentra la Torre des Savinar, desde la que se pueden contemplar los islotes de Es Vedrà y de Es Vedranell. Es una de las torres con mejores vistas y en el pasado se utilizó exclusivamente como torre de vigilancia, aunque en su interior alberga cañones.
Por su parte, la Torre d’en Rovira se sitúa en un punto entre Platges de Comte y Cala Bassa. Se construyó en el siglo XVIII y llegó a contar con dos torreros que vigilaban constantemente los posibles ataques de corsarios. Desde esta edificación se pueden observar los islotes de Sa Conillera, S’Espartar, S’Illa des Bosc y Ses Bledes, así como la Bahía de Portmany. Por su situación, esta torre también es conocida como Torre de Comte.
Por último, la Torre des Molar es una de las más bellas de Ibiza ya que está ubicada en un acantilado a 95 metros sobre el nivel del mar entre la Punta de Sa Creu y el Port de Sant Miquel. Esta torre, también conocida como Torre de Balansat, se encuentra en lo alto de una montaña, por lo que para acceder a ella es preciso emprender una caminata que culmina en unas pronunciadas escaleras. Desde su base, se divisa una panorámica excelente de S’Illa des Bosc, S’Illa Murada, el propio Port de Sant Miquel y la costa de Benirràs.
Descubrir estas torres de vigilancia en cualquier época del año es una manera de adentrarse en la historia más viva de la isla, disfrutando de su entorno y de su naturaleza.