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El oro líquido de Ibiza es su aceite de oliva

Los expertos corroboran que la dieta mediterránea es la mejor para mantener un estilo de vida saludable y la estrella de su gastronomía es el aceite de oliva.

Los expertos corroboran que la dieta mediterránea es la mejor para mantener un estilo de vida saludable y la estrella de su gastronomía es el aceite de oliva. En Ibiza se aprecia cada vez más la calidad del mismo y se han creado diversas cooperativas y almazaras donde pequeños y grandes productores se acercan a crear su propio oro líquido. La mayor parte de la producción se elabora con las variedades de arbequina, empeltre y picual, pero cada vez se va introduciendo más otro tipo de aceitunas que otorgan aires nuevos a los aceites elaborados en la isla. Por este motivo, en la actualidad el Consell d’Eivissa se encuentra en trámites para conseguir la Indicación Geográfica Protegida de este aceite, lo que supone un paso más en su reconocimiento.

Existen nueve productores amparados bajo el paraguas de la marca Oli d’Eivissa: Oliada, Can Miquel Guasch, Joan Benet, Can Rich, Es Pla de N’Ortiz, Oli Can Garrovers, Balanzat, Can Nefra y Can Domo. Algunos de ellos producen de forma ecológica y otros lo hacen mediante producción integrada, pero todos dan lugar a un aceite de oliva virgen extra de gran calidad y pureza. La marca Oli d’Eivissa es la garantía de que todos estos productores dan vida a sus aceites en la isla y que han pasado los máximos controles de calidad.

El cultivo del olivo y la producción de aceite están muy vinculados con la historia de Ibiza. Las referencias históricas acreditan ya actividad oleica en el año 450 antes de Cristo. Existen muchas referencias fieles sobre la importancia de esta producción, incluso en 2003 se elaboró un inventario de viejas almazaras en el que se encontraron hasta 211 reliquias históricas que prueban la antigüedad de esta producción.

Por un lado, los suelos calcáreos y el sol de la isla favorecen el cultivo del olivo, y por el otro, las temperaturas suaves de Ibiza en primavera favorecen la floración y la polinización. Además, las fuertes temperaturas de verano hacen que la maduración sea rápida y reproducen las condiciones idóneas para crear unos aceites estables de una calidad óptima.