Para quienes visitan Ibiza de forma regular, y también para los residentes en la isla, el otoño es la mejor época del año para conocer todos sus rincones con mayor tranquilidad, paz y privacidad. Sus suaves temperaturas y la menor afluencia de gente permiten disfrutar de la isla degustando su rica comida mediterránea o viendo atardecer desde rincones como Platges de Comte sin más sonidos que los naturales.
Así, los días más cálidos del otoño son una gran opción para conocer las playas más visitadas que durante el verano están concurridas y que en los meses de otoño se pueden disfrutar de otra manera, como Cala Salada y Cala Saladeta, Benirràs o el Port de Sant Miquel, aprovechado para visitar las Covas de Can Marçà.
Otro de los planes para practicar en estos meses son los paseos por los campos o visitar los pueblos de interior para conocer la tradición y la cultura de la isla. Lugares como Santa Gertrudis de Fruitera o Sant Carles de Peralta todavía disfrutan de una animada vida cultural y guardan en sus edificios y en sus calles la esencia de la Ibiza más auténtica. Los miradores más emblemáticos, como el de Cala d’Hort o el de Dalt Vila, mantienen su belleza, pero acceder a ellos es ahora más fácil.
La gastronomía también es una forma de adentrarse en la cultura isleña, a través de sus festivales gastronómicos, como #IbizaSabor, celebrados en muchos de sus restaurantes, es posible paladear sus tradiciones. El otoño es el momento de la recogida de los pebrassos (níscalos), de la pesca del calamar y de muchos otros sabores que se asocian a esta época del año y que pueden degustarse en las cocinas de la isla.
El otoño abre sus puertas a seguir conociendo la isla de Ibiza y todos sus aspectos con algunas ventajas ineludibles para disfrutar de una forma más familiar.