Para los amantes del ciclismo que abogan por disfrutar en sus vacaciones de paisajes únicos sin dejar de lado las dos ruedas, Ibiza es el lugar idóneo para compaginar deporte y placer gracias a sus numerosos senderos con unas impresionantes vistas al mar y a sus pueblos singulares que se convierten en los rincones perfectos para recorrer en bicicleta. Son unas rutas que, además, para todos los niveles, edades y gustos, ya que se adaptan tanto a aquellos que se están iniciando en el mundo del ciclismo como a los más aventureros y avanzados en este deporte.
Entre los recorridos más sencillos se encuentra, por ejemplo, la ruta de Port des Torrent, que transita entre pinares y caminos al amparo de sus acantilados con vistas al mar. Esta ruta en bicicleta pasa por las playas de Cala Bassa y Platges de Comte, donde, dependiendo del mes del año en el que se realice esta excursión, se puede disfrutar de un baño en sus aguas transparentes. Una aventura de 15 kilómetros y en la que también se puede contemplar la Torre de’n Rovira (torre costera defensiva).
Por otra parte, existen otras vías cicloturistas en Ibiza que implican un poco más de pericia sobre la bicicleta, como la que nace en Sant Antoni de Portmany, pasando por la carretera de Sant Rafel de Sa Creu hasta llegar al precioso pueblo de Santa Gertrudis de Fruitera para conocer su zona boscosa y el pou (pozo) de Gatzara, un lugar de leyendas e historias curiosas. Este recorrido finaliza en el increíble valle de Buscastell.
Del mismo modo, en la isla hay diversas rutas cicloturistas de nivel medio como la que recorre las playas del nordeste de la isla como Cala Mestella, Cala Boix y Pou des Lleó y que comienza y termina en el pueblo de Sant Carles de Peralta. Desde Pou des Lleó se toma una pequeña ruta que desemboca en otra torre costera defensiva, la Torre d’en Valls, una fortificación circular que cuenta con vistas a la isla de Tagomago. Además, Sant Carles de Peralta es un pueblo precioso que cuenta con una pequeña iglesia y con un museo etnográfico dignos de ser visitados.
Mientras en Puig d’en Valls cobra vida una ruta de dificultad media que discurre entre diversos senderos y pistas pedregosas. Este camino parte hacia Santa Gertrudis de Fruitera, con algunos tramos de subida. Después, de vuelta a Puig d’en Valls, el recorrido pasa junto al hipódromo de Sant Rafel de sa Creu y ofrece la posibilidad de desviarse a la urbanización de Montecristo que cuenta con una cima desde la que se pueden vislumbrar unas vistas espectaculares.
Mientras, para los más virtuosos de la bicicleta, existen diversas rutas de extrema dificultad destinadas a aquellos que tienen un control absoluto de este deporte y que están interesados en realizar una excursión que implique mucha resistencia física. Es el caso de la ruta que recorre la costa noroeste de la isla, partiendo desde el valle de Buscastell y subiendo hasta Camp Vell; después baja hasta Cala d’Albarca y bordea los acantilados de na Xamena. A continuación, serpentea por asfalto hasta el Port de Sant Miquel para llegar hasta la playa de Benirràs. Por último, hay un descenso por Caló de s’illa, una subida a la atalaya de Sant Joan de Labritja, hasta llegar a Puig d’en Teixidor, para finalizar en Can Truy.