La gastronomía ibicenca tradicional cuenta con un recetario de platos centenarios que reflejan las costumbres y tradiciones de la isla y que están siempre elaborados con productos de cercanía. En este sentido, cada estación cuenta con unas recetas típicas elaboradas con alimentos de temporada, que cuando llega el mes de noviembre rinden homenaje a los frutos secos y a los dulces en la festividad conocida como “sa Trencada”.
Se trata de una cena que antiguamente llevaba a las familias al completo a reunirse el Día de Todos los Santos alrededor de una mesa para degustar una selección de frutos secos, fruta del tiempo y dulces típicos de la isla, como son los panellets y los “bunyols” (buñuelos), regados con vino dulce o vino payés. Un ritual que se extiende hoy todavía durante todo el mes al abrigo de las chimeneas y que se mantiene férreo en multitud de casas de la isla.
Esta fiesta cobraba vida de forma especial el 1 de noviembre en los hogares ibicencos donde los padrinos regalan a sus ahijados cestas grandes de frutas confitadas. Tras terminar la velada, estos dejaban las cáscaras y restos de la cena sobre la mesa. A continuación, ponían un candil encendido para que si las almas decidían ir a ver sus familiares vivos fueran advertidos a través de esta luz. Al día siguiente, toda la familia se volvía a reunir en la mesa, aún sin recoger, y después de rezar un rosario, se comían todo lo que había sobrado del día anterior.
Desde hace unos años se recupera este ritual reivindicando su parte histórica en los colegios, institutos o fiestas patronales y realizando distintas actividades para dar a conocer dicha celebración y la gastronomía que la representa.
El postre que más éxito tiene de “sa Trencada” es el panellet, cuyo origen se desconoce, aunque se vincula a los árabes por estar elaborado principalmente con almendra. Los panellets más típicos son los de almendra o piñones, pero su difusión ha llevado a que nazcan nuevas recetas que incluyen otros ingredientes como la fresa o el chocolate.
La fiesta de “sa Trencada” es una buena excusa para degustar productos de la tierra ibicenca, rodearnos de nuestros seres queridos y contar cuentos y fábulas para celebrar que nuestros ancestros vienen a visitarnos.