El podenco ibicenco o “ca eivissenc” es una especie canina autóctona de la isla, cuya llegada a Ibiza se remonta al siglo VIII a.C. de la mano de los fenicios, y cuya presencia se está recuperando en la actualidad por su carácter independiente y leal. Se cree que su origen está en el Antiguo Egipto, ya que se han encontrado trazas de este tipo de perros en el arte e, incluso, restos de animales con una fisonomía muy parecida a la de esta raza. Fiel, listo y muy cariñoso con sus propietarios, aunque algo tímido, el podenco ibicenco tiene también similitudes con el saluki persa, registrado como la raza más antigua que se conoce, con ocho mil años de historia. Los expertos aseguran que ha mantenido sus características morfológicas, funcionales y psicológicas intactas desde entonces, gracias al aislamiento que supone vivir en una isla, lo que lo situaría como la raza más antigua de su especie. Este hecho hace que se diferencia de manera sustancial de otros podencos como el andaluz o el portugués, que cuentan con unas características más modernas.
Se trata de un perro atlético y elegante, de tamaño medio y pelaje suave, que se desenvuelve a la perfección como perro pastor y que es, además, un excelente animal de compañía. El podenco ibicenco destaca, asimismo, por ser un experto cazador, especialmente conejero, gracias a su gran oído. También sorprende por la calidad de su vista, muy superior a la de la mayor parte de razas caninas. Su pericia en estas lides parece deberse a su uso por parte de los fenicios como animal de compañía y como compañero de salidas para cazar, aunque otras teorías apuntan también a la posibilidad de que, al marcharse estos, se hubiera visto obligado a aprender a sobrevivir cazando.
En la actualidad son varias las entidades sin ánimo de lucro que defienden la permanencia y continuidad del podenco ibicenco en la isla. En el caso de la Asociación Ibiza Cuatro Patas y de Can Dog, son recogidos y reeducados, cuando son encontrados en estado salvaje, para que puedan ser adoptados tanto en la isla como fuera de ésta.
A pesar de ser una de las razas que más abandonos está sufriendo, ya que una vez que no son útiles para la caza pueden ser susceptibles de ser desatendidos, no son nada agresivos y siempre están dispuestos a dar y recibir cariño. Enormemente sensible a los estados de ánimo, el podenco ibicenco es una gran compañía para los más pequeños, un gran compañero de caminatas y sabrá cómo estás en todo momento cómo estás, por lo que es un excelente compañero de vida.