Las ‘caramelles’ son la expresión más antigua del cancionero tradicional ibicenco, una tradición musical que, por su antigüedad y peculiaridad, ha sido reconocida como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial. Las ‘caramelles’ más conocidas son las composiciones que se cantan en las iglesias ibicencas durante la celebración de la Navidad, especialmente en la Misa del Gallo, el día de Navidad y la festividad de los Reyes Magos, aunque existen también otras ‘caramelles’, las de Pascua, cuyos versos se han recuperado y se vuelven a resonar en el interior de los templos durante las festividades de la Semana Santa.
Este tipo de composiciones son la expresión máxima de la llamada ‘cançó redoblada’ ibicenca y están interpretadas por una ‘esquadra de caramellers’, un grupo formado por un ‘sonador’, encargado de mantener el ritmo de la composición con un tambor y una flauta, y dos ‘cantadors’, que acompañan sus voces con castañuelas y con el ‘espasí’, un original instrumento de metal cuyo peculiar sonido marca el constante compás de la melodía.
Las ‘caramelles’ de Pascua están dedicadas a contar con detalle la muerte y resurrección de Cristo y antiguamente se interpretaban durante la celebración de la misa del Domingo de Resurrección. Fieles a su tradición oral, estas composiciones presentan una organización parecida a la de las ‘caramelles’ de Navidad, es decir, distribuyen la narración de la muerte y resurrección de Cristo en ‘cobles’ (estrofas), 14 en total, aunque no presentan las mismas transformaciones por el paso del tiempo que las de Navidad, mucho más populares y estudiadas que las de Pascua.
Esta tradición presenta una larga y elaborada exposición cantada de los misterios de la muerte y resurrección del Señor, ofreciendo para ello un ceremonial previo que se repite cada vez que se inicia la representación: una vez acabada la lectura del evangelio durante la Misa de Resurrección, los miembros de la ‘esquadra de caramellers’, se levantan y acceden al altar desde donde ofrecerán sus cánticos. El tambor y la flauta, que deben marcar la melodía de la composición, se sitúan de cara al altar y de espaldas a los feligreses. A cada lado, se ubican los ‘cantadors’ con las castañuelas y el ‘espasí’. Las ‘caramelles’ se inician con un espacio musical en el que suenan todos los instrumentos a la vez para pasar después al canto de cada una de las 14 ‘cobles’ que presentan la historia de la Santa Celebración.
De origen ancestral, las ‘caramelles’ se transmitieron de manera oral en una sociedad agrícola y, en la mayoría de casos, iletrada. Con la llegada de la Guerra Civil estos cantos desaparecieron y no fue hasta los años 50 cuando se inició una leve recuperación de los mismos. Un reconocido historiador y capellán ibicenco, Isidor Macabich, publicó una letra de las ‘Caramelles de Pascua’ que ha servido de base para la recuperación y conservación de esta tradición de marcado origen religioso.
Actualmente, con el objetivo de difundir y preservar esta ancestral tradición, el Departamento de Cultura y Patrimonio del Consell Insular organiza cada año un programa de conciertos de ‘Caramelles de Pascua’ que se pueden escuchar a lo largo de toda la Semana Santa en diferentes iglesias de la isla.