Si en el mes de septiembre observa numerosas barcas meciéndose alrededor de las costas de Ibiza esperando pacientemente que algún pez despistado pique en sus cañas de pescar, muy probablemente esté asistiendo usted a una de las aficiones más arraigadas entre la gente de la mar de la isla durante esta época del año: la pesca del ‘raor’.
Conocido en algunas regiones de España como lorito de mar o galán, el ‘raor’ que se pesca en esta época en las costas de Ibiza es especialmente carnoso a la vez que crujiente. Con un intenso sabor a mar, y un tacto en boca extremadamente agradable que recuerda a un pescado de roca de mucho mayor tamaño, este manjar es inigualable, y comerlo se convierte en un privilegio para quien tiene la ocasión.
Hoy en día su consumo está prácticamente reservado a los pescadores aficionados, pero no es extraño encontrar ‘raors’ en varios puestos del Mercat Nou de Ibiza, Es Mercat de Santa Eulària des Riu o del Mercado Clot Marés en Sant Antoni de Portmany. Además, son varios los restaurantes que ofrecen poderlo degustar entre sus sugerencias del día, y, aunque el precio pueda ser un tanto elevado, en comparación con otros pescados, si tiene oportunidad, ¡pruébelo, vale la pena!
Si va a optar por prepararlo usted mismo, la preparación ideal es muy sencilla: es necesario calentar abundante aceite de oliva virgen extra en una sartén e introducir los ‘raors’ en el mismo, sin harina y sin ningún condimento. Tras freír cada ejemplar unos minutos, hasta que la piel esté crujiente, solamente hay que escurrir el aceite, salarlo al gusto, si se desea, y disfrutarlo.
Al igual que otras especies de peces planas, el ‘raor’ es sencillo de comer, con una línea de espinas en la parte superior del cuerpo del pescado, y una espina central fáciles de retirar y que dejarán dos perfectos lomos carnosos listos para su disfrute.
Si durante el mes de septiembre visita Ibiza, no pierda la oportunidad de disfrutar de este manjar, y acompáñelo con cualquier vino blanco de la isla, la mayoría de ellos caracterizados por una salinidad y una acidez perfectas para maridar este manjar frito, que le hará entender por qué cada año, por estas fechas, cientos de embarcaciones se echan a la mar a encontrar, con ayuda de sus cañas, este auténtico tesoro.