La historia de la isla de Ibiza y de su sal están unidas desde tiempos remotos. El ‘oro blanco’ fue la principal fuente de la economía en la isla durante siglos y las diversas culturas que se asentaron en ella fueron mejorando sus técnicas de extracción y de producción.
Las salinas de Ibiza, núcleo central de la explotación de este alimento, fueron declaradas Parque Natural en el año 2001 y acogen los antiguos estanques donde durante siglos se ha extraído la sal, al principio de una forma más artesanal y después de una manera más mecánica. No en vano el valor de este mineral en el mercado era tan alto que se llegaba a utilizar incluso como moneda de cambio y es el germen de la palabra “salario”.
La industria de la sal fue durante mucho tiempo un negocio altamente rentable, al considerarse mucho más que un condimento y ser uno de los pocos elementos de conservación de los alimentos. En el caso de Ibiza para extraerla era preciso mover cada año miles de toneladas de este producto en barcazas. La salinera se convirtió así en una empresa dotada de todo tipo de servicios para fortalecer su comercio, velando por su buena comunicación con los puertos de la isla, y siendo, además, el primer enclave de la isla en el que se instaló un teléfono.
Se tienen indicios de que los fenicios y los cartaginenses podrían haber explotado estos estanques debido a que se asentaron en rincones que después se han convertido en salinas importantes. Más tarde, los púnicos y los romanos comenzaron a extender sus explotaciones rurales alrededor de las salinas e incluso modificaron el estado natural de estos humedales, lo que indica que ya realizaban una verdadera explotación salinera y no una mera recolección.
La sal fue adquiriendo una gran importancia para la economía de la isla y durante el medievo y el renacimiento barcos de diferentes nacionalidades acudían hasta la isla a cargar sal. La mecanización de su industria es relativamente reciente, ya que antes el trabajo requería de cientos de personas tal y como se escenifica cada año en la Feria de la Sal.
Las salinas de Ibiza y Formentera fueron el primer espacio natural protegido de la isla y, en este sentido, constituyen una gran unidad ecológica que presenta un enorme grado de diversidad y alberga unas características climáticas, geográficas y paisajistas que las dotan de unas cualidades exclusivas.
Actualmente se puede degustar la sal de Ibiza a la venta en todos los supermercados y colmados de la isla en varios formatos: tanto fina, como gruesa; sola o con diferentes condimentos.
La historia de la sal en Ibiza es extensa y sirve para conocer un poco más la cultura de mar que caracteriza a este rincón del Mediterráneo. Visitar las salinas, adquirir este condimento u obsequiar a los nuestros con sal de Ibiza son auténticos regalos de la naturaleza.