En la isla de Ibiza la gastronomía juega un papel esencial. El Mediterráneo como escenario y las particularidades del campo ibicenco lo convierten en el lugar perfecto en el que cultivar determinados productos que adquieren un sabor y una textura únicos.
Entre los diferentes productos destacados en ámbito nacional o regional por su especial calidad, como las algarrobas, los higos, las almendras, las sandías o el aceite, destaca la patata roja ibicenca cuyas características son excepcionales y la convierten en un alimento excelente para la elaboración de platos locales populares.
La patata ibicenca se identifica por su piel roja y su carne amarilla y es una de las más apreciadas por los expertos gastronómicos de todo el país. Este tipo de patata convivía hace cien años con otras tres variedades autóctonas de tubérculos ibicencos que actualmente han desaparecido. Desde 2016 se trabaja para su recuperación y se ensalza su sabor y su buena respuesta, tanto en fritura como hervida, que la han posicionado como un ingrediente fundamental de la gastronomía de la isla.
Este producto cuenta además con el sello ‘Sabors d’Eivissa’, un distintivo del Consell d´Eivissa para promocionar los productos autóctonos.
Este alimento ibicenco resulta muy sabroso y está incluido en la mayoría de los platos tradicionales de la isla como pueden ser sus pescados al horno, el “bullit de peix” o el “sofrit pagès”. Una delicia que se puede degustar también en ensaladas payesas, acompañadas en muchos casos de “peix sec”, con las selectas carnes de la isla o simplemente comiéndolas al estilo “pobre”.
La patata roja se cultiva con amor en los campos ibicencos y resulta excepcional por las características de su tierra fértil y arcillosa. Como resultado tenemos una patata de un intenso y agradable sabor que es indispensable probar para descubrir la auténtica cocina ibicenca.