Ibiza es una isla de pescadores y esa esencia se percibe en cada rincón que la alberga. La práctica de la pesca era hace décadas prioritaria y esta tradición aún se conserva en su gastronomía, donde el mar cobra un especial protagonismo en cada receta.
Uno de los pescados más identificativos de la isla es el codiciado “raor” (pez lorito). Su pesca es principalmente recreativa y se limita el número de ejemplares que puede capturarse por persona. En el mes de septiembre se abre la temporada de la pesca de esta especie que habita en los fondos arenosos, en aguas cálidas del Mediterráneo y del Atlántico y está protegido desde el 1 de abril hasta el 1 de septiembre. No es un pescado que se pueda encontrar fácilmente en cualquier restaurante y su precio oscila entre los 50 y los 100 euros el kilo, siendo uno de los más caros de España.
Otro de los manjares que triunfa en Ibiza es el atún rojo. Su pesca se prohibió en el año 2006 en Baleares y en 2018 se volvió a permitir únicamente para embarcaciones de arte menores, como los tradicionales “llaüts” ibicencos. Hay diferentes recetas ibicencas que se han recuperado en los últimos años que lo incluyen y que son una auténtica delicia como la “tonyina a l’eivissenca”.
Por último, otro de los manjares del mar que más se demandan en la isla de Ibiza es la langosta que también se pesca en la isla de forma artesanal, buscando respetar el entorno y reproducción de esta especie. Tanto es así que este crustáceo es un producto incluido en Sabors d’Eivissa, marca impulsada por el Consell d´Eivissa para distinguir los productos de origen ibicenco. La langosta siempre es un plato que enamora y en la isla se puede comer en caldereta o, incluso, con huevos fritos y patatas fritas.
Además de estas tres joyas gastronómicas, el mar ibicenco nos brinda una gran variedad de exquisiteces como las “espardenyes” (cohombro de mar), el “gerret” (caramel) o la gamba roja ibicenca, auténticos manjares para el paladar que hay que probar para saborear la esencia marinera de la isla.