No hay una manera mejor de degustar un buen flaó o una generosa porción de greixonera, los postres típicos de Ibiza, que con un café caleta. Después de un tradicional bullit de peix o de un arroz al gusto del comensal, terminar la comida con esta bebida nos obligará a sonreír y a cerrar los ojos recordando los mitos que descansan sobre esta deliciosa bebida.
Según la receta clásica para disfrutarlo deberemos añadir café molido en una cazuela donde previamente habremos puesto un litro de agua a hervir y dejarlo infusionar durante unos ocho minutos. Mientras se produce este ritual prepararemos en otro recipiente una mezcla de brandy, de ron y de azúcar, a la que añadiremos cáscaras de naranja y de limón, canela en rama y algunos granos de café. Llevaremos esta rapsodia también a ebullición, disolviendo bien el azúcar, y la herviremos durante tres minutos más para filtrarla acto seguido en una jarra y depositarla en un recipiente de barro donde le prenderemos fuego. Una vez que la llama se extinga le añadiremos el agua con el café infusionado, mezclándolo todo. Se recomienda recuperar en este punto las pieles de fruta, la canela y los granos de café infusionados y retirados en el segundo hervido.
No son muchos los establecimientos que cuentan con esta bebida, que debe encargarse previamente a la hora de hacer la reserva, pero os recomendamos probarla en Sa Caleta, en Can Bigotes, en Can Salvadó, en Es Torrent, en Es Xarcu, en el Port Balansat o en Es Boldadó.
Sus orígenes beben de las costumbres de los pescadores de la isla que incluían ron, brandy y azúcar al café caliente que se llevaban a alta mar para aguantar la humedad y las bajas temperaturas. De hecho, hay quienes datan su consumo en los años 50 y afirman que fueron dos pescadores de Sa Caleta, Pep Pujolet y Pep Es Boix, quienes lo importaron desde A Coruña a su vuelta del servicio militar, eso sí sin la obligación de recitar ningún conjuro mágico como en el caso de la queimada gallega.
Otras fuentes afirman que esta bebida nació de los contrabandistas, que disfrutaban de un trago con alcohol por la noche mientras esperaban el cargamento del café, mientras que, según recrea el libro “Otra leyenda”, su origen nació también entre pescadores, en este caso de la bahía de Sa Caleta, ubicada en Sant Jordi de Ses Salines, quienes lo idearon para que monjes del monasterio cercano a Es Cubells se uniesen a sus brindis sin saber que estaban tomando alcohol.
Sea como fuere, el café caleta es un imprescindible que os recomendamos disfrutar en vuestra próxima visita a Ibiza.