Ibiza en invierno es sinónimo de paz y tranquilidad, de bucólicos paseos por el campo recorriendo los parajes más naturales de una isla que se disfruta sin estridencias, en todo su esplendor. Y los meses de enero y febrero ofrecen a los caminantes un aliciente extra que convierten las excursiones diurnas, y también nocturnas, en un goce para los sentidos: los almendros en flor.
La época de la floración de los almendros baña la isla de un blanco resplandeciente. Miles de árboles diseminados por la geografía isleña ofrecen al caminante un espectáculo digno de ver. Las pequeñas flores de un blanco inmaculado, que más adelante serán las almendras que tanto protagonismo tiene en la gastronomía tradicional, se muestran exuberantes y son el objetivo de los fotógrafos que buscan capturar ese símbolo del invierno ibicenco.
Pero si hay un lugar donde este espectáculo se magnifica es en el Pla de Corona, cerca del pueblo de Santa Agnès, en el municipio de Sant Antoni de Portmany, un valle cuajado de almendros que en esta época se convierte en una auténtica alfombra blanca. Tanto de día como de noche, a la luz de la luna llena, es habitual ver a excursionistas que disfrutan de un paseo entre los almendros en flor. Así, sin duda alguna, la caminata que más expectativa suscita es esta visita nocturna al Pla de Corona, donde la brillante luz de la luna llena, reflejada en el blanco de los almendros, ofrece una visión casi mágica de este bello entorno, donde no es necesario encender ni una linterna para guiar nuestros pasos.
Acudir en estas fechas a Santa Agnès es además adentrarse en las tradiciones ibicencas ya que celebran sus fiestas patronales y coinciden con actos programados como misas, procesiones, muestras de folklore, degustaciones de productos típicos o excursiones guiadas. Una ocasión única para conocer la Ibiza más auténtica y dejarse enamorar, no sólo por su naturaleza, sino también por alguno de los muchos platos y postres que se elaboran con la almendra: la borrida de rajada o el guisat de peix son dos recetas de pescado que llevan almendra como ingrediente base, así como dulces típicos como las magdalenas payesas.
El invierno se convierte así en la época del año en la que se rinde homenaje a una de las señas de identidad de Ibiza: la almendra y todo el espectáculo natural y gastronómico que se le asocia a este fruto esencial de la vida isleña.