Hay pocas tradiciones ibicencas tan arraigadas y divertidas como las «xacotes» payesas. Son fiestas que se celebran en torno a pozos y fuentes y que, originalmente, conmemoraban la finalización de la cosecha y los trabajos del campo, a la vez que rendían culto al agua, fuente de vida y un bien que no abunda en la isla. Apenas hace un siglo, los pozos y fuentes eran lugar de obligado paso para abrevar al ganado, pero también eran un sitio de encuentro para los habitantes más cercanos donde, junto con la iglesia, se convertían en el principal centro social y de cortejo.
Un buen momento para asistir a una «xacota» es el primer domingo de agosto después de Santa María, cuando coinciden más fiestas en la isla. Una de las más antiguas es la de «Sa Font des Yerns» (la fuente de Yerns), que se encuentra en el municipio de Santa Eulària, a medio camino entre Siesta y Cala Llonga.
Cada año este rincón escondido entre los barrios de es Terç y Can Ramon de Baix se llena de música y animación. En estos encuentros se suelen reunir varias generaciones: abuelos, padres, hijos y nietos, todos bailando juntos al son de las flautas y los tambores. Las «xacotes» se animan siempre con «ball pagès» (baile tradicional), que se acompaña de la degustación de vino payés y de las ricas «orelletes». En algunas de estas fiestas, como la des Yerns, también se recuperan los juegos tradicionales como la «brulada de corns»[1], el concurso de «ucs»[2] y el lanzamiento de «ferradures»[3].
Las «xacotes» son un buen ejemplo del afán de los habitantes de las isla por mantener muy vivas sus tradicionales. Aunque algunas cosas hayan evolucionado con el tiempo, en estas fiestas se sigue apreciando la música, el baile, las buenas charlas bajo una higuera y la alegría popular que se contagia tan rápido como el cauce del agua.
[1] Hacer sonar el cuerno o el caracol de mar
[2] Gritos ancestrales que hacían los campesinos para comunicarse.
[3] Juego tradicional que consiste en lanzar herraduras.