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Alba Pau: “en la vida me conmueve la solidaridad y la gastronomía mediterránea”

Can Pau es uno de los restaurantes más reconocidos de Ibiza por el que han pasado reyes europeos, cantantes, actores y personalidades de toda índole…

Can Pau es uno de los restaurantes más reconocidos de Ibiza por el que han pasado reyes europeos, cantantes, actores y personalidades de toda índole, y cuyo secreto navega en partes iguales en una carta habitada por las mejores recetas mediterráneas y por una discreción que lo convierte en la casa de quienes lo visitan.

Su nombre responde al apellido de su propietaria Alba Pau, aunque curiosamente esta casa payesa ubicada en Santa Gertrudis de Fruitera acogió al “home de pau” (juez de paz) de esta localidad, por lo que la calma y la tranquilidad siempre la han habitado.

El ritmo del día a día de Alba Pau lo marcan tres pilares esenciales: su familia, su restaurante y las causas sociales. De hecho, ella misma confiesa que su vida “no tendría sentido sin todos ellos”, ya que el amor y la amistad son su filosofía.

Alba Pau, cocinera de tercera generación, nació en Banyoles pero se define como ibicenca de adopción, ya que lleva 47 años demostrando su magia en este establecimiento. Con una larga trayectoria a sus espaldas, Alba Pau no ha permitido que ninguna pandemia la frene y, a pesar de la extrema situación mundial que ha gobernado en los últimos meses, su restaurante ha permanecido con los fogones en marcha para repartir sus tradicionales platos, de producto fresco y variado a sus clientes de toda la vida. De hecho, confiesa, que “tuvimos que pedir varios permisos al Consell d’Eivissa para que nos dejara repartir la comida por las casas”.

La ensalada de endivias; los canelones; el foie natural; la ensalada de la huerta; los caracoles lolita; las anchoas de la escala, con crostes y tomate ibicenco; la espaldita de cabrito al horno o el tallat de bou a la brassa; entre muchos otros, son los platos estrella que esta restauradora de pedigrí recomienda “no dejar de comer si vamos a su casa”. Porque en Can Pau si algo cambia, lo hace con el tiempo y muy despacio. “De mis padres a mi generación solo hemos cambiado siete platos y de la mía a la de mis hijos, poco más”, asegura Alba Pau, quien subraya que “tenemos fieles abonados a nuestra esencia y a nuestras propuestas y ellos son de quienes más nos fiamos a la hora de hacer algún movimiento en cocina”. Este restaurante tiene también sus imprescindibles que se sirven tanto en invierno como en verano como son su sopa de pollo payés o sus canelones.

“Yo ocupé el lugar de mi padre Narciso que era el alma de este restaurante y ahora es Quim, el más sociable y todoterreno de mis tres hijos, quien me está reemplazando a mí”, explica Alba Pau, quien añade que su hijo Jordi se ha formado en las mejores cocinas del país, graduado en el “Basque Culinary Centre” de San Sebastián y apadrinado desde joven por Juan Mari Arzak, para convertirse, por su parte, en el chef de Can Pau.

En cuanto a esta temporada, Alba Pau prevé que será una muy atípica, en el mejor de lo sentidos: “antes nadie tenía tiempo de nada y ahora la gente se para, respira y parece que recuerda cómo disfrutar de los pequeños placeres de la vida, se interesa por las buenas prácticas y vuelve a retomar las costumbres de antes, en las que todos nos mirábamos y nos preguntábamos cómo estábamos”.

Implicada con las causas sociales, Alba Pau es también una de las voces más relevantes en eventos benéficos de toda índole y uno de los bastiones de asociaciones como Apneef. Esta luchadora nata ha hecho de Pacha su casa, ya que de la mano de Ricardo Urgell ha dado vida a decenas de eventos, así como a un calendario solidario que ya ha cumplido una década. En la actualidad lidera una entidad destinada a luchar contra el maltrato infantil.

“Durante el confinamiento no he parado quieta”, sentencia risueña, “pero es porque soy una auténtica egoísta, ya que no hay nada que me dé mayor satisfacción que poder repartir comida y ayudar a los más desfavorecidos en todo lo que puedo”. “Durante estos meses hemos logrado recaudar 50.000 euros, donados por distintos particulares, así como por la Fundación Joan Ribas de Barcelona, que invertimos en la compra de comida en supermercados y que repartimos entre las familias que más lo necesitaban de asociaciones como Apneef, Magna Pitiusa y Consciencia”, concluye.