Uno de los elementos más emblemáticos del Puerto de Ibiza es el faro de Botafoch, que en 2011 cumplió 150 años de vida. Dar un tranquilo paseo cualquier día soleado por la avenida de Juan Carlos I de Ibiza hasta llegar al faro es una opción más que recomendable. El paseo recorre los puertos deportivos de Marina Botafoch y Marina Ibiza, y es perfecto para practicar ejercicio al aire libre, como yoga o taichí, pedalear en bici o patines o, simplemente, andar disfrutando de las vistas a la ciudad antigua.
El puerto pesquero es un lugar especialmente idóneo para captar bellas imágenes de barcos de pesca y «llaüts» (barcos tradicionales de pesca) enmarcados por un fondo de Dalt Vila. Aquí se encuentra la cofradía de pescadores y, a última hora de la mañana, se puede palpar el bullicio por la llegada de los pescadores que vuelven cargados tras una jornada faenando.
Desde los pies del faro, se contempla la imponente torre blanca de 30 metros que se erige sobre un acantilado a pie de mar. Se dice que antiguamente se encendían fuegos en la cima del islote de Botafoch para poder orientar a los navegantes. De aquí parece provenir el nombre de este faro, que traducido significaría «sale-fuego».
Botafoch fue pionero en electrificarse en 1918 y también fue uno de los primeros faros que dispuso de vivienda de dos plantas para los torreros. De hecho, este es el último faro habitado de las Pitiusas.