Antaño Sant Vicent era la zona más aislada de Ibiza, hasta el punto de obligar a sus vecinos a viajar por mar a la capital si no querían pasar jornadas enteras de viaje. Ahora, sin embargo, es un núcleo turístico ideal para pasar unas vacaciones en familia. Desde su pequeño puerto parten excursiones hacia la isla de Tagomago y en las proximidades puede visitarse también la Cueva de Es Culleram.
A corta distancia se encuentra el diminuto pueblo de Sant Vicent, con su coqueta iglesia, que se empezó a construir en 1827 y se inauguró en 1838. La principal razón de que se tardara 11 años en terminarla fue que en la zona había muy pocos habitantes y disponían de muy escasos recursos. Es de planta rectangular y se caracteriza por estar desnuda de adornos. Contiene el altar mayor, seis capillas secundarias, está rematada por un sencillo campanario y tiene la peculiaridad de que el porche no está situado delante del templo, como en otras parroquias, sino a la izquierda, en la parte occidental de la nave.