Cada vez son más los visitantes que deciden conocer la isla fuera de temporada y se quedan para siempre enamorados de su tranquilidad, encanto y belleza. La isla late a otro ritmo durante el invierno y se muestra en todo su esplendor y autenticidad. Admirar la belleza de los almendros en flor en Santa Agnès, saborear la gastronomía local, relajarse en el campo, disfrutar de largos paseos en la playa, descubrir nuevos senderos o perderse en los mercadillos de artesanía son experiencias que te llegarán al corazón.